El español Bruno Sánchez-Andrade utiliza las nuevas tecnologías para luchar contra la pobreza
A comienzos de este año, un chaval sonriente apareció vestido con el traje tradicional asturiano en el Foro de Davos, la reunión anual de ricos empresarios, políticos e intelectuales en el paraje de los Alpes suizos que inspiró La montaña mágica, de Thomas Mann. Por los pasillos del Foro Económico Mundial caminaban la elegante reina Rania de Jordania y, encorbatados, Joe Biden, vicepresidente de EEUU, y Enrique Peña Nieto, presidente de México. Y, a su lado, el astrofísico español Bruno Sánchez-Andrade Nuño (Oviedo, 1981), vestido de asturiano, con la típica montera picona en la cabeza. “La gente me preguntaba si iba disfrazado de un personaje de El Señor de los Anillos”, recuerda entre risas.
Sánchez-Andrade Nuño pide siempre que aparezcan sus dos apellidos porque está “orgulloso” de sus padres y de sus esfuerzos por darle una educación. Cuando nació, su madre era limpiadora y su padre era el percusionista de Nuberu, un grupo musical ligado al comunismo que surgió en 1976 para reivindicar la cultura y la lengua asturianas. Hoy, aquel niño nacido y crecido “en la Asturias rural de pueblo de 10 casas, de verbenas de prao, de paisajes verdes y de cielos estrellados” es responsable de Big Data en el Laboratorio de Innovación del Banco Mundial, en Washington (EE UU).
Origen: De una aldea de 10 casas a líder de innovación del Banco Mundial | Ciencia | EL PAÍS