Es extremadamente delgado, flexible, mejor que el cobre como conductor de electricidad y 200 veces más fuerte que el acero.
Y son estas propiedades -sumadas a sus múltiples aplicaciones- las que le han conferido al grafeno el mote de “material del futuro”.
Sin embargo, la complejidad y el alto de costo de producir este material, compuesto por una única capa de átomos de carbono extraídos del grafito, han sido un obstáculo para producirlo a nivel industrial.
Ahora, un equipo de científicos australianos ha logrado obtener grafeno a partir de aceite de soja, que se usa normalmente para cocinar.
Esto, aseguran, tiene un costo de producción inferior, por lo tanto hace que sea comercialmente viable.
“Uno de los factores que limita el uso del grafeno es su costo elevado en comparación con otros materiales”, señaló Zhao Jun Han, investigador de la agencia estatal australiana Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation (CSIRO, por sus siglas en inglés).
“Si reducimos su precio, podremos promover su aplicación”.
Las posibles aplicaciones de este material, identificado por primera vez en 2004 por científicos en Reino Unido, abarcan un extenso rango.
Puede utilizarse en el campo de la electrónica (en baterías, cables, pantallas, auriculares, altavoces, sensores fotográficos), en la fabricación de dispositivos médicos, en placas fotovoltaicas, en pinturas y en la industria aeronáutica y automotriz.
Más barato, menos peligroso
El nuevo método para obtener grafeno propuesto en Australia consiste en un proceso por el cual se calienta el aceite de soja en el aire del ambiente hasta que se descompone en “unidades de construcción de carbono que son esenciales para la síntesis de grafeno”, señalaron los investigadores de CSIRO.